El presidente de la Conferencia Episcopal
ha demostrado no tener ni un ápice de ética. Todavía no se ha pronunciado sobre
los delincuentes que provocaron la crisis ni sobre los que la estamos sufriendo.
La posición de la Iglesia católica española
y de sus representantes es indignante. No los hemos visto en una manifestación,
en una protesta o haciendo unas declaraciones, desde sus sillones de terciopelo
rojo en su sede de la calle Añastro, diciendo qué piensan de la actual
crisis económica.
No
han sido capaces de salir a decir a los españoles que son unos sinvergüenzas y
unos amorales los que provocaron esta crisis, los que se beneficiaron y se
benefician de ella, los que especulan con el mal ajeno, los que regatean 400
euros a los que nada tienen.
No
pueden decirnos que ellos no van de manifestaciones habitualmente ya que
todavía los recordamos con gorrito rojo recorriendo las calles de Madrid junto
a la dirección del PP para protestar por la ley de plazos del aborto, llamando
a los socialistas “asesinos”.
También
recordamos imágenes de su portavoz defendiendo las clases de religión, la
subvención a los colegios religiosos o a los hospitales regentados por monjas.
Pero
no tienen nada que decir de las personas que son desahuciadas por los bancos,
de los que están en paro, de los pensionistas que repagan sus medicamentos, de los
dependientes que ya no reciben ayudas. Nada. Por lo visto, no tienen nada
que decir.
Si
la base de sus creencias más íntimas es el Evangelio, pueden estar seguros de
que se han olvidado de él. Que su meta es tener poder y dinero, es obvio. Poder
para manipular mentes y dinero para gobernar el mundo. Y eso lo han conseguido.
Lo
que les pueda pasar al resto de los humanos les importa un comino. Obviamente
cuando hago esta afirmación excluyo a los cristianos de base, pero
desgraciadamente éstos también han sido eclipsados por el poder de la Conferencia Episcopal.
Deberían dejarse ver más.
Unos
subvencionando los colegios del Opus Dei aunque separen niños de niñas e
incumplan sentencias del Supremo. Otros derogando la ley del aborto u otras
como Lola Cospedal, vestida con peineta y mantilla, paseándose por las calles
de Toledo.
Y
si no que se lo pregunten a los del colegio Alborada de Alcalá de Henares en
donde se ha podido edificar un colegio del Opus Dei que separa por sexos
gracias a la parcela de 24 mil metros cuadrados que les cedió Esperanza
Aguirre. Como muestra un botón.
La
íntima unión de la Iglesia
y sus corrientes (Opus Dei o Legionarios de Cristo) y el Partido Popular hace
que todos sean ejecutores de las mismas injusticias y amoralidades, sin olvidar
la proximidad de varios ministros y ministras a estas organizaciones.
Y que no intenten manipularnos diciéndonos que ellos colaboran
con los más vulnerables a través de Cáritas. Eso es mentira. Dicha organización
recibe el 35% de donativos privados, un 18% de Comunidades Autónomas, un
3´69% de Bancos y Cajas de Ahorros, un 8´52% de la Administración
local. La iglesia o la
Conferencia Episcopal no aparecen. Lo más parecido son:
organismos diocesanos con un 0´76% y fondo diocesano con un 0´15%.
Por
lo tanto que no se pongan medallas porque no tienen derecho a ello. De las
personas que trabajan en Cáritas, alrededor de 65.000, un 77% son laicos y un
4´3% son sacerdotes o religiosos.
Rouco
Varela se ha deslenguado demasiado últimamente con Cáritas afirmando que si la Iglesia tenía que pagar el
IBI, como demandamos muchos ciudadanos, eso “repercutiría” en Cáritas. Eso no
es verdad. Si la Iglesia
paga el IBI algún día es simplemente por justicia porque no son ni más ni menos
que cualquier ciudadano.
Si
un ciudadano trabaja con dinero negro se le puede caer el pelo ante Hacienda
pero ¿acaso no es dinero negro todo lo que recibe la Iglesia de donaciones y
cepillos? ¿Qué pasa con esos fondos?
La base de su forma de actuar es la mentira y el método para que
ésta no se descubra: la confusión.
Así
tenemos a la ministra de Trabajo, Fátima Báñez, vendiéndonos la moto de que
ahora el gobierno que es bueno y caritativo dará 450 € (o sea 50 € más) a aquellos
padres de familia sin subsidio de desempleo y con dos hijos. Con ese aumento
tengan la seguridad que no tendrán ni para pipas.
Eso
sí, a cambio se lo quitarán a esa pandilla de vagos que no encuentran empleo antes de 30
días o a los hijos que vuelvan al hogar familiar.
Esta
señora debe pensar que todas las familias son como la suya que poseen: seis
viviendas, un solar, dos fincas de secano, además de 326.884 euros suscritos en
bonos del Estado y diversas participaciones en tres compañías multinacionales.
¡Ah! Y por si no saben la última se la cuento: Montoro ha
regalado una media de cien euros a los funcionarios (no a los laborales o
interinos) con la intención de calmarles ante las próximas movilizaciones.
Ayer hizo las transferencias.
Veremos
si en las próximas protestas están los obispos y los funcionarios… ¡estaremos
atentos!
Mercè Rivas Torres es periodista y escritora