- Una mole de 80 viviendas por la que el Ayuntamiento de Relleu pactó un ingreso de 318.000 euros se queda a medio construir al desaparecer la promotora Los socialistas alertan del riesgo de la obra, con una grúa montada y sin vigilancia
Lo que, en un principio, era una operación
urbanística para que el Ayuntamiento de Relleu ingresara 318.000 euros a cambio
de construir una mole con 80 viviendas y 6 alturas, eso sí, con un notable
impacto en el paisaje de este municipio del interior de la Marina Baixa se ha
convertido, finalmente, en un «edificio fantasma» y abandonado al que se puede
acceder sin vigilancia, con una grúa de la que se quejan los vecinos como foco
de peligro y que, incluso, ha acabado en los juzgados, con una sentencia en contra
de la promotora la mercantil Mosmay SL, radicada en l'Alfàs del Pi, que tuvo
que indemnizar a un vecino con 180.000 euros al producirse irregularidades en
el desmonte que tuvo que ejecutar más de 100 metros de la montaña
arrasados para encajar el inmueble en la ladera en el mes de septiembre de 2007.
Toda esa maniobra urbanística, finalmente, se
ha convertido en una auténtica pesadilla que, desde luego, marca la trama
urbana de esta localidad de 1.300 habitantes, gobernada por el popular Santiago
Cantó desde 1995 con mayoría absoluta. El convenio urbanístico entre el
consistorio y la promotora iniciado antes de arrancar el grueso de la crisis se
aprobó en el pleno municipal con los reparos de los concejales socialistas. La
operación, en plena fiebre del ladrillo, era sencilla: el Ayuntamiento de
Relleu se embolsaba 318.000 euros más de 50 millones de las antiguas pesetas
como compensación a un cambio del uso del suelo que permitiría construir el
edificio, tal y como se puede apreciar en la imagen que acompaña. Con los
trabajos a medio ejecutar, sin embargo, la promotora de las obras condenada
recientemente al confirmar la Audiencia Provincial al alza una sentencia previa
de un juzgado de Benidorm desapareció de la localidad sin finalizar el proyecto.
La oposición socialista, representada ahora por
la concejal Pilar Llinares, se queja de la falta de información del equipo de
gobierno del PP sobre este asunto, se ratifica en que el inmueble no cumple con
la normativa y además genera un «notable impacto paisajístico» y, finalmente,
alerta del peligro de unas obras abandonadas y sin seguridad. «El acceso no
está restringido. No hay vigilancia ninguna, tal y como establece la ley. Es un
peligro», denuncia la edil Pilar Llinares que, además, también se hace eco de
una de las cuestiones que más inquietud, según ella, origina a los vecinos: una
enorme grúa-torre instalada en el inmueble. «La gente tiene temor,
especialmente los días de viento, por la posibilidad de que pueda caer sobre
las aceras o sobre la carretera de acceso a la localidad», concluye la regidora
socialista.

Toda esa maniobra urbanística, finalmente, se
ha convertido en una auténtica pesadilla que, desde luego, marca la trama
urbana de esta localidad de 1.300 habitantes, gobernada por el popular Santiago
Cantó desde 1995 con mayoría absoluta. El convenio urbanístico entre el
consistorio y la promotora iniciado antes de arrancar el grueso de la crisis se
aprobó en el pleno municipal con los reparos de los concejales socialistas. La
operación, en plena fiebre del ladrillo, era sencilla: el Ayuntamiento de
Relleu se embolsaba 318.000 euros más de 50 millones de las antiguas pesetas
como compensación a un cambio del uso del suelo que permitiría construir el
edificio, tal y como se puede apreciar en la imagen que acompaña. Con los
trabajos a medio ejecutar, sin embargo, la promotora de las obras condenada
recientemente al confirmar la Audiencia Provincial al alza una sentencia previa
de un juzgado de Benidorm desapareció de la localidad sin finalizar el proyecto.
La oposición socialista, representada ahora por
la concejal Pilar Llinares, se queja de la falta de información del equipo de
gobierno del PP sobre este asunto, se ratifica en que el inmueble no cumple con
la normativa y además genera un «notable impacto paisajístico» y, finalmente,
alerta del peligro de unas obras abandonadas y sin seguridad. «El acceso no
está restringido. No hay vigilancia ninguna, tal y como establece la ley. Es un
peligro», denuncia la edil Pilar Llinares que, además, también se hace eco de
una de las cuestiones que más inquietud, según ella, origina a los vecinos: una
enorme grúa-torre instalada en el inmueble. «La gente tiene temor,
especialmente los días de viento, por la posibilidad de que pueda caer sobre
las aceras o sobre la carretera de acceso a la localidad», concluye la regidora
socialista.