02 diciembre 2013

Canal Nou era el NO-DO de los ‘populares’ valencianos

El cierre del Canal Nou ha sido, en efecto, un golpe de Estado contra la libertad de expresión, como sostienen, y con razón evidente, algunos amigos y colegas. El presidente del Partido Popular valenciano, Alberto Fabra, es el primer dirigente político que ha amordazado -en la España democrática- una televisión  autonómica, no privada, sino pública.  Sólo por esto, Alberto Fabra debería haber dimitido, aunque es bien sabido  que “dimisión” y “PP” son dos vocablos opuestos entre sí totalmente.

Aquel  derroche o despilfarro
El tal Fabra, no condenó en ningún momento el derroche o despilfarro multimillonario de Carlos Fabra para que Castellón tuviera un aeropuerto finalmente fantasmagórico y sin aviones. El presidente valenciano  ha aprovechado, sin embargo, la pésima gestión de Canal Nou -con él a la cabeza, por cierto- para hacer una brutal escabechina a los trabajadores, en todos los niveles, de Canal Nou, acogiéndose a la crisis y al desastre económico acumulado.

Manipulación y censura
Pero el problema no es sólo de carácter económico. Es también, y mucho, un gravísimo problema político. Los máximos responsables del saqueo y cierre de la televisión pública valenciana la dejaron ir cayendo desde que los distintos jefes de la derecha valenciana convirtieran a Canal Nou, a partir de 1995, en el NO-DO   de los  populares. Sus informativos olían casi siempre a manipulación y censura, al servicio de los presidentes autonómicos de turno. Estamos ante un asalto ultramontano, muy propio de la derechona, que dinamita la libertad de expresión y la de información.

Sin escrúpulos
El PP es reacio a las libertades y más aún a la de Prensa, Radio, Televisión e Internet.  Mariano Rajoy, desde luego, no tiene escrúpulos a la hora de cercenar la libertad de expresión. Hemos visto y publicado en el PLURAL.COM que el jefe del Ejecutivo ha pasado por alto la salvajada de liquidar  Canal Nou, mientras protege a determinados medios cavernarios o amarillistas.

El diario Madrid
Recordemos que en el tardo franquismo fue destruido literalmente el diario Madrid del que tuve el honor de haber sido corresponsal en Barcelona. Era ese diario vespertino, abierto a los demócratas, a los progresistas y a los liberales de verdad. Uno de los más  pringados en el proceso de cargarse al Madrid  fue Fraga Iribarne, ministro a la sazón de Información  de Franco y padre de AP. Ahora, el censor  se llama Alberto Fabra y el inquisidor mayor del Reino, Rajoy Brey.

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM
En Twitter es @enricsopena



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