VALENCIA
// Abrir las páginas de Tierra de Saqueo, el libro de Sergi Castillo Prats, es
trasportarse a un cruel paseo por los años de la corrupción y el despilfarro:
Gürtel, RTVV, Brugal, Eamrsa, Cooperación, Taroncher, Nóos… Pero también
nombres propios como Zaplana, Camps, Olivas, Alperi, Castedo, Fabra, Barberá,
Ripoll, Crespo, Blasco y muchos otros. Demasiados. Todos ellos aparecen como
muestra de un extraño funeral que recoge el libro, a modo de epitafio, de un
tiempo pasado sin el que es casi imposible entender el presente y el futuro del
País Valenciano.
Tierra de saqueo hace un recorrido por los años de esplendor económico del País Valenciano y por una forma de hacer política. ¿Hay un cálculo de cuánto dinero se ha ido en tramas corruptas?
La factura del
despilfarro y la corrupción asciende a 12.500 millones de euros, una cifra que
incluye desde el coste de los grandes proyectos y eventos organizados por el PP
a las adjudicaciones de las empresas implicadas en los casos de corrupción.
Esta cifra es prácticamente el equivalente al presupuesto anual de la Generalitat y a la
famosa deuda histórica que tanto se reclama y que no sé si el partido
responsable de un agujero tan inmenso puede tener fuerza moral para reclamarla.
La corrupción se mide en la falta de maestros en las escuelas, la de médicos en
hospitales o el abandono a los dependientes.
¿El cierre de RTVV es la consecuencia final de todo ese saqueo del
que hablas en el libro?
Es un ejemplo clarísimo
de cómo se han apropiado de un recurso público para exprimirlo y utilizarlo de
forma parcial antes de eliminarlo. Canal 9 era uno de los símbolos más de ese
falso valencianismo del que el PP se erigió como defensor. Cuando la oposición
criticaba la manipulación de los informativos, ellos defendían Canal 9 y lo
situaban casi al nivel de la bandera, la lengua… Cuando se ha terminado el
dinero, Alberto Fabra no ha dudado en ejecutar la orden de Montoro porque en
realidad no significaba nada para ellos. Ha caído Canal 9, Bancaja, la CAM … han vendido Terra Mítica,
la Ciudad de
las Artes y el Aeropuerto de Castellón pasan a manos privadas y con la Ciudad de la Luz no saben qué hacer. Es el
fin de un régimen.
Todo se inicia con Luís Fernando Cartagena que fue condenado,
¿crees que seguirán sus pasos el resto de acusados de corrupción?
Estoy convencido de que
habrá más condenas y muchos entrarán en prisión. Tenemos a 100 cargos del PP y
su administración imputados por corrupción, algunos de ellos con peticiones de
cárcel de hasta 13 años. Hay casos en los que los jueces están realizando un
excelente trabajo. A estas alturas, nadie puede sostener aquello de “total, por
tres trajes”… En Valencia ha habido un sistema de corrupción generalizado.
Gracias a la lucha de muchos periodistas, políticos, jueces, fiscales y
policías gran parte de lo ocurrido ha salido a la luz. Mi libro es la historia
de todo lo que nos han querido ocultar durante todo ese tiempo. Ahora nos falta
por conocer la resolución: los juicios, las condenas y las penas.
La principal novedad del libro es que se enlazan nombres y tramas…
Con el goteo diario de
noticias habíamos perdido perspectiva. La gravedad de las informaciones que
conocíamos cada mañana anulaba el efecto de la del día anterior. Era necesario
pararse y echar la vista atrás para asimilar lo ocurrido. A los valencianos nos
hicieron creer que estábamos ante casos aislados de cuatro aprovechados. Cuando
se analizan todos los casos en su conjunto se observa con estupor cómo todo es
una inmensa red organizada y conectada para saquear las arcas públicas en la
que coinciden los nombres de los políticos, empresarios, abogados… No solo
están conectados los casos valencianos entre sí, sino con los casos del resto
de España y con la corrupción política internacional. Es como si fueras circulando
por una carretera y siempre ves árboles, pero de repente alguien te sube en
globo y divisas una inmensa selva sin fin. Ese es el efecto.
¿Qué diferenció el mandato de Eduardo Zaplana del de Francisco
Camps?
Zaplana era el pillo, el
granuja, el espabilado, al que no han podido pillar. Pero en realidad es el que
implanto una forma de actuar y de gestionar los recursos públicos. Camps en
cambio era el bueno, el “escolanet”, el “bon xic”. Procedía de la rama católica
del partido, frente a un liberal rodeado de escándalos como su predecesor.
Después resulta que no era tan bueno. Hay una definición en el libro de la
diputada Mònica Oltra muy interesante: Zaplana se vendió por dinero, Camps se
vendió por poder.
En lo que los dos
coincidieron fue en hacer soñar a los valencianos. Nos hicieron creer que ellos
habían puesto a Valencia en el mapa, como si antes no hubiera existido. Con los
grandes eventos, los proyectos, las propaganda… consiguieron ilusionar a una
sociedad falta de autoestima que se sentía importante. ¿Por qué no se merecían
un aeropuerto en Castellón? Ahora hemos descubierto que detrás de cada
iniciativa había una trama de saqueadores y que aquellos dirigentes que nos
regalaban una Copa América o convertían nuestras calles en un circuito de Fórmula
1 desfilan por los juzgados acusados de graves delitos. Ha sido un resacón
terrible.
¿Cómo definirías a los
siguientes políticos valencianos?
Carlos Fabra: un cacique a la vieja
usanza.
Rita Barberá: tiene mucho que explicar en el caso Emarsa y en el caso Nóos.
Sonia Castedo: prepotencia. Se cree que está por encima de la ley.
Luís Díaz Alperi: no le llega ni a la suela de los zapatos de su antecesor en el ayuntamiento de Alicante.
Enrique Crespo: Un gran actor capaz de engañar a sus más cercanos.
Rafael Blasco: superviviente.
Ricardo Costa: acomplejado.
Rita Barberá: tiene mucho que explicar en el caso Emarsa y en el caso Nóos.
Sonia Castedo: prepotencia. Se cree que está por encima de la ley.
Luís Díaz Alperi: no le llega ni a la suela de los zapatos de su antecesor en el ayuntamiento de Alicante.
Enrique Crespo: Un gran actor capaz de engañar a sus más cercanos.
Rafael Blasco: superviviente.
Ricardo Costa: acomplejado.
¿Qué grado de responsabilidad tiene en la quiebra del País
Valenciano la oposición?
La responsabilidad es de
quienes han gestionado los recursos públicos, en este caso el PP. Otro asunto
es si la oposición ha estado a la altura durante los años en los que se cometió
el saqueo, y yo invito a la autocrítica. El PSPV lleva décadas en luchas
cainitas por el control del partido, y los enfrentamientos internos en
Compromís después de las elecciones de 2007 provocaron que no estuviera
centrados en lo realmente importante. La discusión de si la lucha contra la
corrupción daba votos o no les ha hecho perder mucho tiempo. Y ahí ha habido
bandazos.
Era necesario fijar en
esta batalla la prioridad porque sólo dilapidando este sistema es posible que
se den las mínimas condiciones para la alternancia política. Hay que reconocer
que en 2009 coinciden muchos factores que dan un vuelco: la denuncia de José
Luis Peñas, la tenacidad de Baltasar Garzón, y los cambios en la oposición.
Jorge Alarte y Ángel Luna asumen éste como el principal problema, y en este
aspecto realizan una excelente labor desde el Partido Socialista. Lo hicieron
incluso con el criterio en contra de Zapatero. Su partido les apartó del cargo
con acusaciones de haber insistido en exceso en ello. Afortunadamente sucedió
cuando el trabajo ya estaba hecho.
Entre los casos de corrupción, quizás el más desagradable sea el
llamado Caso Cooperación. ¿Cómo se puede llegar a esos límites?
Pensaban que cometían
crímenes perfectos, sin huellas, sin testigos. Pensaban que eran impunes y
nunca nadie les iba a pillar. Pero se equivocaron. Llevaron a cabo auténticas
barbaridades y hubo gente honesta que antepuso sus principios y aportó las
pruebas. Lo más lamentable es que mientras los dirigentes políticos se
fotografiaban con los ídolos de masa del mundo de la música, del cine, del
deporte de élite… en realidad estaban quitándole el dinero a quienes más lo
necesitaban, a los más pobres de entre los pobres en África. Invito a la gente
a que conozca este caso para entender la mentalidad de esta gente. En las
conversaciones captadas por la policía se refieren a Áfica como “negrolandia” y
llegan a decir que lo nuestro es antes que “lo de los negratas”.
Durante el juicio a Camps, todo el público que accedió a la sala
era afín al presidente. ¿Crees que ahí falló la sociedad valenciana y que pudo
influir en la decisión del jurado popular?
La sociedad valenciana
es obvio que ha fallado en todo este proceso. También hay que hacer autocrítica.
Sucedieron muchos hechos extraños entorno al juicio y al jurado. La primera
pregunta que debemos hacernos es por qué el cohecho impropio lo juzga un
tribunal popular y por qué otros delitos no. En base a qué criterios. La
realidad es que de los 14 jueces que estudiaron el caso de los trajes en las
distintas instancias judiciales por las que se tramitó hubo 12 que vieron
indicios delictivos y 2 que no. Uno de estos últimos era el “más que amigo” de
Camps Juan Luis de la Rúa ,
presidente del TSJCV. La gran victoria de Camps fue conseguir que no se juntara
el caso de los trajes con el grueso de Gürtel que lo relacionaba con la
financiación ilegal. Sin esta parte, el asunto, obviamente, carecía de fuerza,
quedaba incompleto.
¿Crees, como muchos valencianos, que un cambio político en 2015
será fundamental para la supervivencia del País Valenciano?
Lo fundamental es la
regeneración política. Podría producirse desde dentro del PP, pero Fabra,
además de ser responsable de parte de lo ocurrido, se está demostrando incapaz
de hacerlo. Es necesario que se produzcan cambios, pero no solo en el gobierno
y en las personas que lo integran, sino en los mecanismos de control para que
no vuelvan a producirse episodios como los que hemos vivido. No podemos tolerar
que se oculten contratos y no sepamos en qué se gasta nuestro dinero, que la
oposición tenga que recurrir a la justicia para obtenerlos porque no se los dan
en las Cortes.
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