03 diciembre 2013

Sergi Castillo: “El cierre de Canal 9 va a suponer el fin del régimen”

VALENCIA // Abrir las páginas de Tierra de Saqueo, el libro de Sergi Castillo Prats, es trasportarse a un cruel paseo por los años de la corrupción y el despilfarro: Gürtel, RTVV, Brugal, Eamrsa, Cooperación, Taroncher, Nóos… Pero también nombres propios como Zaplana, Camps, Olivas, Alperi, Castedo, Fabra, Barberá, Ripoll, Crespo, Blasco y muchos otros. Demasiados. Todos ellos aparecen como muestra de un extraño funeral que recoge el libro, a modo de epitafio, de un tiempo pasado sin el que es casi imposible entender el presente y el futuro del País Valenciano.

Tierra de saqueo hace un recorrido por los años de esplendor económico del País Valenciano y por una forma de hacer política. ¿Hay un cálculo de cuánto dinero se ha ido en tramas corruptas?
La factura del despilfarro y la corrupción asciende a 12.500 millones de euros, una cifra que incluye desde el coste de los grandes proyectos y eventos organizados por el PP a las adjudicaciones de las empresas implicadas en los casos de corrupción. Esta cifra es prácticamente el equivalente al presupuesto anual de la Generalitat y a la famosa deuda histórica que tanto se reclama y que no sé si el partido responsable de un agujero tan inmenso puede tener fuerza moral para reclamarla. La corrupción se mide en la falta de maestros en las escuelas, la de médicos en hospitales o el abandono a los dependientes.
¿El cierre de RTVV es la consecuencia final de todo ese saqueo del que hablas en el libro?
Es un ejemplo clarísimo de cómo se han apropiado de un recurso público para exprimirlo y utilizarlo de forma parcial antes de eliminarlo. Canal 9 era uno de los símbolos más de ese falso valencianismo del que el PP se erigió como defensor. Cuando la oposición criticaba la manipulación de los informativos, ellos defendían Canal 9 y lo situaban casi al nivel de la bandera, la lengua… Cuando se ha terminado el dinero, Alberto Fabra no ha dudado en ejecutar la orden de Montoro porque en realidad no significaba nada para ellos. Ha caído Canal 9, Bancaja, la CAM… han vendido Terra Mítica, la Ciudad de las Artes y el Aeropuerto de Castellón pasan a manos privadas y con la Ciudad de la Luz no saben qué hacer. Es el fin de un régimen.
Todo se inicia con Luís Fernando Cartagena que fue condenado, ¿crees que seguirán sus pasos el resto de acusados de corrupción?
Estoy convencido de que habrá más condenas y muchos entrarán en prisión. Tenemos a 100 cargos del PP y su administración imputados por corrupción, algunos de ellos con peticiones de cárcel de hasta 13 años. Hay casos en los que los jueces están realizando un excelente trabajo. A estas alturas, nadie puede sostener aquello de “total, por tres trajes”… En Valencia ha habido un sistema de corrupción generalizado. Gracias a la lucha de muchos periodistas, políticos, jueces, fiscales y policías gran parte de lo ocurrido ha salido a la luz. Mi libro es la historia de todo lo que nos han querido ocultar durante todo ese tiempo. Ahora nos falta por conocer la resolución: los juicios, las condenas y las penas.
La principal novedad del libro es que se enlazan nombres y tramas…
Con el goteo diario de noticias habíamos perdido perspectiva. La gravedad de las informaciones que conocíamos cada mañana anulaba el efecto de la del día anterior. Era necesario pararse y echar la vista atrás para asimilar lo ocurrido. A los valencianos nos hicieron creer que estábamos ante casos aislados de cuatro aprovechados. Cuando se analizan todos los casos en su conjunto se observa con estupor cómo todo es una inmensa red organizada y conectada para saquear las arcas públicas en la que coinciden los nombres de los políticos, empresarios, abogados… No solo están conectados los casos valencianos entre sí, sino con los casos del resto de España y con la corrupción política internacional. Es como si fueras circulando por una carretera y siempre ves árboles, pero de repente alguien te sube en globo y divisas una inmensa selva sin fin. Ese es el efecto.
¿Qué diferenció el mandato de Eduardo Zaplana del de Francisco Camps?
Zaplana era el pillo, el granuja, el espabilado, al que no han podido pillar. Pero en realidad es el que implanto una forma de actuar y de gestionar los recursos públicos. Camps en cambio era el bueno, el “escolanet”, el “bon xic”. Procedía de la rama católica del partido, frente a un liberal rodeado de escándalos como su predecesor. Después resulta que no era tan bueno. Hay una definición en el libro de la diputada Mònica Oltra muy interesante: Zaplana se vendió por dinero, Camps se vendió por poder.
En lo que los dos coincidieron fue en hacer soñar a los valencianos. Nos hicieron creer que ellos habían puesto a Valencia en el mapa, como si antes no hubiera existido. Con los grandes eventos, los proyectos, las propaganda… consiguieron ilusionar a una sociedad falta de autoestima que se sentía importante. ¿Por qué no se merecían un aeropuerto en Castellón? Ahora hemos descubierto que detrás de cada iniciativa había una trama de saqueadores y que aquellos dirigentes que nos regalaban una Copa América o convertían nuestras calles en un circuito de Fórmula 1 desfilan por los juzgados acusados de graves delitos. Ha sido un resacón terrible.
¿Cómo definirías a los siguientes políticos valencianos?
Carlos Fabra: un cacique a la vieja usanza.
Rita Barberá: tiene mucho que explicar en el caso Emarsa y en el caso Nóos.
Sonia Castedo: prepotencia. Se cree que está por encima de la ley.
Luís Díaz Alperi: no le llega ni a la suela de los zapatos de su antecesor en el ayuntamiento de Alicante.
Enrique Crespo: Un gran actor capaz de engañar a sus más cercanos.
Rafael Blasco: superviviente.
Ricardo Costa: acomplejado.

¿Qué grado de responsabilidad tiene en la quiebra del País Valenciano la oposición?
La responsabilidad es de quienes han gestionado los recursos públicos, en este caso el PP. Otro asunto es si la oposición ha estado a la altura durante los años en los que se cometió el saqueo, y yo invito a la autocrítica. El PSPV lleva décadas en luchas cainitas por el control del partido, y los enfrentamientos internos en Compromís después de las elecciones de 2007 provocaron que no estuviera centrados en lo realmente importante. La discusión de si la lucha contra la corrupción daba votos o no les ha hecho perder mucho tiempo. Y ahí ha habido bandazos.
Era necesario fijar en esta batalla la prioridad porque sólo dilapidando este sistema es posible que se den las mínimas condiciones para la alternancia política. Hay que reconocer que en 2009 coinciden muchos factores que dan un vuelco: la denuncia de José Luis Peñas, la tenacidad de Baltasar Garzón, y los cambios en la oposición. Jorge Alarte y Ángel Luna asumen éste como el principal problema, y en este aspecto realizan una excelente labor desde el Partido Socialista. Lo hicieron incluso con el criterio en contra de Zapatero. Su partido les apartó del cargo con acusaciones de haber insistido en exceso en ello. Afortunadamente sucedió cuando el trabajo ya estaba hecho.
Entre los casos de corrupción, quizás el más desagradable sea el llamado Caso Cooperación. ¿Cómo se puede llegar a esos límites?
Pensaban que cometían crímenes perfectos, sin huellas, sin testigos. Pensaban que eran impunes y nunca nadie les iba a pillar. Pero se equivocaron. Llevaron a cabo auténticas barbaridades y hubo gente honesta que antepuso sus principios y aportó las pruebas. Lo más lamentable es que mientras los dirigentes políticos se fotografiaban con los ídolos de masa del mundo de la música, del cine, del deporte de élite… en realidad estaban quitándole el dinero a quienes más lo necesitaban, a los más pobres de entre los pobres en África. Invito a la gente a que conozca este caso para entender la mentalidad de esta gente. En las conversaciones captadas por la policía se refieren a Áfica como “negrolandia” y llegan a decir que lo nuestro es antes que “lo de los negratas”.
Durante el juicio a Camps, todo el público que accedió a la sala era afín al presidente. ¿Crees que ahí falló la sociedad valenciana y que pudo influir en la decisión del jurado popular?
La sociedad valenciana es obvio que ha fallado en todo este proceso. También hay que hacer autocrítica. Sucedieron muchos hechos extraños entorno al juicio y al jurado. La primera pregunta que debemos hacernos es por qué el cohecho impropio lo juzga un tribunal popular y por qué otros delitos no. En base a qué criterios. La realidad es que de los 14 jueces que estudiaron el caso de los trajes en las distintas instancias judiciales por las que se tramitó hubo 12 que vieron indicios delictivos y 2 que no. Uno de estos últimos era el “más que amigo” de Camps Juan Luis de la Rúa, presidente del TSJCV. La gran victoria de Camps fue conseguir que no se juntara el caso de los trajes con el grueso de Gürtel que lo relacionaba con la financiación ilegal. Sin esta parte, el asunto, obviamente, carecía de fuerza, quedaba incompleto.
¿Crees, como muchos valencianos, que un cambio político en 2015 será fundamental para la supervivencia del País Valenciano?
Lo fundamental es la regeneración política. Podría producirse desde dentro del PP, pero Fabra, además de ser responsable de parte de lo ocurrido, se está demostrando incapaz de hacerlo. Es necesario que se produzcan cambios, pero no solo en el gobierno y en las personas que lo integran, sino en los mecanismos de control para que no vuelvan a producirse episodios como los que hemos vivido. No podemos tolerar que se oculten contratos y no sepamos en qué se gasta nuestro dinero, que la oposición tenga que recurrir a la justicia para obtenerlos porque no se los dan en las Cortes.
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