
El congreso se desarrolló de acuerdo al guión previsto y con una tranquilidad impropia de la convulsión en la que se mueve el PSPV desde 1995, producto del acuerdo que se concretó el viernes con el visto bueno del sector de Ximo Puig, que aceptó la integración a cambio de dos secretarías y tres vocalías. Tanto es así que cabe poner en valor el respaldo que logró la ejecutiva de Barceló. En el congreso de mayor unidad que el PSPV ha organizado en los últimos trece años, el celebrado en Castellón en 2004, la dirección liderada entonces por Joan Ignasi Pla apenas sumó un 59%. Anoche, la de Ana Barceló llegó al 75,33%.
Eso permitió a todos los oradores que subieron a la tribuna -Elena Martín, Ana Barceló, Alejandro Soler, Alarte y, por supuesto la propia Leire Pajín- hablar de un nuevo tiempo y hasta de unidad. El acuerdo, en todo caso, no estuvo exento de duras negociaciones hasta minutos antes de que la ejecutiva se sometiera a la votación de los 242 delegados que, finalmente, se acreditaron para participar en el congreso. Los seguidores de Pajín, la principal impulsora de la candidatura de Barceló, y los fieles a Alarte, que planteaban la opción de Marylène Albentosa, habían llegado a un pacto por el que ambos se hacían con los puestos de peso de la dirección, cuyo reparto avanzó este periódico en su edición de ayer.
Barceló y Albentosa formarían tándem en la secretaría y la vicesecretaría con Roque Moreno como presidente y el ilicitano Federico Buyolo en Organización. Alarte se esforzó al máximo para colocar a Baltasar Ortiz, de Sant Joan; y Ferran Verdú, alcalde de Xixona, en dos áreas clave como Acción Electoral y Política Municipal. Y como compensación, Barceló se "inventó" una secretaría de Política Institucional, inexistente en el PSPV, para situar a Carmen Sánchez Brufal, próxima a la secretaria autonómica de Organización, Elena Martín; y dos cargos adjuntos para reforzar Organización y colocar a Paco Torres, peón de brega de Antonio Amorós, y al ex concejal alcoyano Pau Bernabeu.
Con la ejecutiva casi plasmada negro sobre blanco, las agrupaciones de Orihuela y Torrevieja, las dos situadas en la órbita de Romeu, exigieron ser incluidas en la nueva dirección. El pulso y los movimientos para resolver la situación estuvieron a punto provocar que todos los acuerdos se rompieran en mil pedazos. La propia Pajín tuvo que intervenir para salvar el pacto lo que provocó que, finalmente, la dirección se ampliara a 37 miembros. Pese al amplio apoyo, la ejecutiva presenta desequilibrios y lagunas importantes. Dos botones como muestra: Villena ha quedado excluida; y la minoría de Alcoy tiene más presencia que la mayoría. Puede que, en el futuro, Alarte quiera volar sin Pajín pero, ahora, aunque sólo sea por interés, irán juntos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario